Si te levantas más cansado de lo que te acuestas, tienes un problema. Si cuentas ovejitas, y no puedes conciliar el sueño, tienes un problema. Si das vueltas en la cama y no pegas ojo, tienes un problema. Todos estos problemas tienen un nombre, el insomnio.

Aunque el insomnio está considerado más como un trastorno que como un problema de salud, debemos tener en cuenta que si no lo erradicamos con el tratamiento adecuado, nuestra salud, calidad de vida y relaciones personales y laborales pueden verse afectadas de una manera muy negativa. No dormir bien o no dormir en absoluto provoca en nosotros importantes cambios de humor, apatía o estado de ánimo deprimido, somnolencia, cansancio, pérdida de memoria o de concentración.

Aunque uno de los factores principales que provocan el insomnio es el estrés que sufrimos diariamente debido al trabajo, a la familia o a los pequeños problemas diarios, en muchas ocasiones es complicado conocer su causa concreta. A veces, modificando algunos pequeños hábitos de vida como evitar las comidas copiosas por la noche, vivir más relajados y felices o practicar ejercicio físico, podemos hacer que el problema desaparezca y volver a dormir como un bebé. Aún así, este tipo de medidas puede que no sean suficientes para terminar con este problema tan extendido entre la población actual, y debemos acudir a profesionales u a otro tipo de terapias alternativas como la Reflexoterapia, la Musicoterapia o la Auriculoterapia, para que nos ayuden y llegar a controlar esta situación tan poco agradable.

 

Existen varios niveles de insomnio:

  1. Insomnio transitorio, que dura menos de una semana.
  2. Insomnio de corta duración o agudo, que dura de una a cuatro semanas.
  3. Insomnio crónico, que dura cuatro semanas o más.

Nuestro tiempo de descanso varia con la edad. Dime qué edad tienes y te diré cuántas horas necesitas dormir para rendir en tu día a día. Cuando somos niños (no hace tanto de eso), necesitamos entre 10 y 12 horas de sueño para recuperar energías y estar al 100%. Según vamos creciendo necesitamos menos horas de sueño. Mientras que un adolescente necesita de 8 a 10 horas, un adulto de 50 años necesita entre 6 y 8 h y los mayores de 50 años con un poco menos de 6 horas pueden tener suficiente para levantarse como nuevos al día siguiente, y es que la energía de los 20 no es la de los 60, verdad?

Pero no hay que tomarse esta información al pie de la letra. Estos datos son orientativos porque además de todos los factores anteriores, nuestro reloj interno es diferente para cada persona. Yo puedo necesitar 12 horas para ser persona al día siguiente, mientras que mi vecina, con solo 5 horas de sueño tendrá energía suficiente para pasar toda la jornada.

Ya sabes, tengas la edad que tengas, vive feliz, relájate y no te estreses, porque así seguro que duermes como un lirón y te levantas con energía renovada.