La etapa infantil es una de las más bonitas y a la vez la más difícil para adquirir unos hábitos y unas rutinas pautadas saludables; es un momento de descubrimiento y aprendizaje constante, pero también, es un periodo en el que el insomnio, las visitas al pediatra o la negación a comer algunos alimentos están presentes en el día a día.
Los que seáis madres o padres os sentiréis identificados con este post desde la primera línea, y los que no, os invitamos a conocer cómo de imprevisible puede llegar a ser un niño en cualquier momento.
Están los ‘peques’ que duermen del tirón e incluso hay que despertarlos a ciertas horas del mediodía porque se pasan de dormilones. En cambio, están los que trasnochan, se despiertan a cualquier hora como si llevasen un despertador dentro de ellos y durante el día terminan durmiéndose por las esquinas. A esto podemos añadirle que, como es lógico, los padres y madres terminan adaptándose a sus horarios y perdiendo gran parte de la energía que necesitar para continuar con su rutina.
Otro problema es la alimentación. Muchos niños y niñas detestan ciertos alimentos que deben consumir para adquirir los nutrientes necesarios para el crecimiento, y esto, hay veces que por mucho que les obliguen a comerlo o intenten engañarles de alguna forma, es imposible lograr que se lo coman. También aparece, entre otras dificultades, la falta de apetito.
En los más pequeños, la inapetencia genera cantidad de consultas de los familiares a pediatras, ya que es un asunto que puede derivar en enfermedades orgánicas o crónicas, pero que son bastante comunes durante la niñez. De la misma forma, lo es la masiva ingesta de alimentos que puede llevar a problemas de obesidad.
Y cómo no, la ‘joya de la corona’: los virus. Son verdaderos profesionales en recoger todos los virus de la clase en colegios, escuelas infantiles, actividades extraescolares… Los niños y niñas suelen pasar más tiempo resfriados, con molestias digestivas, tos seca, etc. que totalmente sanos. Es pura naturaleza.
Pese a todo esto, madres y padres dan gracias cada día de poder acompañar a sus hijos en su rutina, pese a todos los percances que pueden surgir, y disfrutar de su infancia, que sin duda, es la etapa más feliz de nuestras vidas.
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¡No hay problema sin una gran solución!
